Por suerte, rebuscando en un contenedor cercano a la comisaría de Embajadores, hemos encontrado unos informes del agente Benítez, quien nos cuenta a su manera, y semana a semana lo que por el huerto de La Cornisa aconteció durante el verano. No os fieis mucho de lo que cuenta, aunque siempre algo de verdad hay...
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Informe del Agente Benítez
Misión: vigilancia de sóviets en los
barrios de Madrid– verano de 2015
Agencia de persecución de delitos de
subversión del orden establecido. Ministerio para la Ley y el Orden.
Sección de persecución de células antisistema y perroflautas
Semana 1. Toma de contacto con la
célula antisistema
Iniciado el primer acercamiento al
sóviet ubicado en el llamado huerto de La Cornisa. Me he disfrazado
de seminarista que pasea por el parque. Una militante de la célula
se ha dirigido amablemente a mí invitándome a entrar. Esta chica,
una tal Talma, tiene una tendencia compulsiva a decir a todo el mundo
que se pase por el huerto. Algo hay sospechoso en ella: lleva guantes
de trabajo pero no da ni chapa y no para de conversar. La hemos
instalado micrófonos en su casa.
Hay una apariencia de normalidad en el
huerto. Las tomateras, pimientos y berenjenas crecen de lo lindo. Los
niños juegan en un montón de tierra. Todo muy sospechoso. Se
detecta una actividad curiosa a investigar: esta gente come y bebe
más que trabaja. Sin embargo el huerto avanza de lo lindo.
Semana 2. Me hago homeless
He
cambiado de disfraz para llevar una vigilancia activa y continua. Mi
nuevo aspecto es el de homeless inmigrante
de un país del Este. Todos los días llego a media tarde y me
instalo a dormir junto al sector sur del huerto. Parece que no
desconfían. Desde aquí puedo vigilar todos sus movimientos y
escuchar sus conversaciones. He instalado micrófonos en el
compostador, entre las calabazas y junto a la mesa y bancos.
El calor aprieta de
lo lindo. El lunes han venido a cenar porque a una tal Esther se la
ha ocurrido el plan; el martes han venido a cenar porque casualmente
se han juntado siete miembros de la célula; el miércoles han cenado
porque a una tal Nuria la apetecía; el jueves han venido a cenar
porque decían que tocaba; el viernes no han cenado, pero se han
tomado una buena ronda de litronas; el sábado han cenado porque
dicen que todos los sábados hay que cenar; el domingo decían que no
iban a cenar, pero ya que estaban, han comprado un queso, una gallega
ha traído jamón de Jabugo, otro un vino de pitarra... y han acabado
cenando.
El huerto está de
impresión. No inclinan el lomo ni tocan la tierra pero aquello no
para de crecer. Tan solo parece que trabaja algo un tal Floren.
Parece serio y responsable. Quizás sea el jefe de la célula. Hemos
puesto micrófonos en su casa.
Estamos ante una
célula experimentada. Hablan con unos códigos difíciles de
descifrar, y seguro que traman operaciones de gran envergadura contra
el orden democrático y la paz internacional. Se detecta una
animadversión contra algo llamado Adelfas. Quizás Adelfas
signifique en su código “Estado” o “gobierno”. Por otro lado
deben tramar algo gordo en otoño, porque hablan de una “operación
estiércol”. Lo he comunicado a mis superiores para que activen la
alerta amarilla.
Floren, el jefe de la célula, en plena faena |
Semana 3. Se van a la Ecomarcha
Una parte activa de
la célula ha desaparecido. Parece ser que han ido a un acto
antisistema llamado Ecomarcha. Muy probable que sea un encuentro de
coordinación con otras células del país, pues nadie se puede creer
que se vayan de vacaciones para pedalear cientos de kilómetros bajo
un sol del demonio.
Siguen
los mensajes en clave que no soy capaz de descifrar. Un tal Raúl,
que siempre está diciendo maldades y que no muestra la más mínima
sensibilidad ni cariño ante los demás miembros de la célula, dice
que está triste y que echa de menos a sus compañeros que han ido a
la Ecomarcha. Se le ha visto echar una lagrimilla. Muy sospechoso. Le
hemos instalado micrófonos en su casa.
A pesar de estar
melancólicos, no paran de cenar casi todos los días. Ya han
cosechado tomates, algo increíble para la época del año. Se hacen
ensaladas con las lechugas del huerto. Dicen que está todo
riquísimo. Los muy gañanes no se dignan a ofrecerme nada.
Cosecha que se pierden los de la Ecomarcha |
Semana 4. Los Manus
Esta gente no para
de desconcertarme. Es sin duda la célula subversiva más evasiva y
por tanto potencialmente peligrosa de las que me he encontrado en mi
dilatada carrera. Ni las células de Herzbolah en Israel durante los
años 80 me fueron tan esquivas en conseguir información.
Un tal Manu, alias
Barbas (o Zulo), usa palabras que entiendo por separado, pero que no
logro comprender cuando las junta. “Oficina híbrida”, “pedagogía
abierta”, “empoderamiento ciudadano”... Sin duda son claves que
esconden movimientos turbios de la célula. Le hemos instalado
micrófonos en sus luengas barbas.
Otro tal Manu,
alias McGyver, puede que sea uno de los más peligrosos. Siempre va
cargado de cachivaches aparentemente inservibles. Le he registrado su
mochila. Contenido: herramientas varias (serrucho, destornillador
eléctrico, tronchacadenas, llave grifa, llave inglesa, tornillos
herrumbrosos, martillo, compresor, radial), 3 kilos de chatarra, 250
gramos de mortadela, media barra de pan de Mercadona, un queso
mordisqueado, dos jerseys viejos, 25 metros de tubería, una cubierta
de rueda de bicicleta, un código de la circulación sin abrir, un
paquete de bridas y 12 juegos de mesa para edades entre 3 y 99 años.
Quizás sea el encargado de fabricar los explosivos. Le hemos
instalado micrófonos en su bici.
Siguen cenando a
diario. Han acabado con las existencias de litronas frías de una
tienda cercana.
Pepino y pepinillo |
Semana 5. Cañas y orujos
Han ocurrido
movimientos intrigantes que seguro que esconden la preparación de
algún atentado. De repente han llegado montados en bicicletas y han
bajado al río Manzanares a cortar cañas. Se han llevado a una niña,
Viviana, seguro que para despistar (he pedido informes a servicios
sociales sobre su madre, una tal Mónica). Han llegado con las cañas
atadas a las bicis y las han clavado en los bancales donde están las
tomateras. Por la noche he investigado cada una de ellas. No he
encontrado nada. Son unos tíos espabilados.
Y siguen cenando
casi a diario. Y bebiendo. Hoy la miembro de la célula llamada María
ha llegado con un orujo de su tierra gallega. Manu, alias Barbas,
también ha venido con otro orujo, de Potes. Algún mensaje secreto
tiene que haber en todo esto, ya que ha acudido por primera vez otro
sujeto de la célula de Esta es una Plaza, Alberto (alias Lombarda,
militante muy peligroso investigado por el agente Rodríguez).
Sospecho que se están pasando información codificada. El caso es
que se han puesto hasta las trancas a beber orujo y según parece la
botella ganadora ha sido la cántabra.
Esta gente esta muy
organizada.
Alberto mostrando el orujo ganador |
Semana 6. Berenjenaza, otras células y contacto con los vecinos
Ya llevo medio
verano y las investigaciones no avanzan. Las cosechas son cada vez
más abundantes y según parece está todo riquísimo. Los tomates,
los calabacines, los pimientos y, sobre todo, las berenjenas. Hoy
Ángela ha cosechado una que ha pesado más de un kilo. Otra tía de
lo más sospechosa. No tiene móvil. Esto no puede esconder nada más
que un miembro peligrosísimo para el sistema. La íbamos a pinchar
el teléfono pero no hay cómo.
Hemos decidido
pasar a una fase más activa en coordinación con los compañeros de
la policía municipal. Han puesto controles de alcoholemia para
pillar in fraganti a algún soviético según vuelva a su casa en
bici después de las bacanales huertanas que se pegan.
Hay más visitas de
miembros de otras células soviéticas de barrios lejanos: Jose y
Almu, de la célula del Bancal, Antonio Last (alias Supercompost),
Pablo Llobera (alias Superpablo Llobera),... Esto es un contubernio
internacional, quizás donde se cuece lo más chungo de la
conspiración judeo-masónica-marxista.
Hoy han entrado en
contacto conmigo otros homeless que viven en tiendas de
campaña al otro lado del parque. Han sido amables conmigo y me han
invitado a vino y a cenar. Fíjate qué cosas, en la Academia siempre
me dijeron que mucho ojo con esta gente, que no son de fiar. Veremos
cómo acaba la cosa.
Berenjenaza |
Semana 7. Organismo martiano
Es de locos esta
misión. Estoy a punto de dimitir. Tras una cena opípara, con más
de 4 botellas de vino, 15 de cerveza y uno de vozka, hemos conseguido
hacer el control de alcoholemia a la miembro de la célula llamada
Marta. Pues la tía no ha dado ni 0,20 %. Estoy pensando si son
marcianos. Esta individua hay que vigilarla de cerca, pues parece que
trabaja en un centro de investigación y puede estar pasando
información sensible al enemigo extranjero. La hemos pinchado el
teléfono. Lo más desconcertarme es que habla nosequé de jugar los
sábados al baloncesto. Mensajes cifrados que habrá que
descodificar.
"Floren, te juro que dí negativo, te lo juro" |
Semana 8. Desayuno con cava
Es el cumpleaños
de un tal John, compulsivo comprador de bicicletas. Debe ser el
contacto de la célula con el exterior porque según parece es medio
inglés, medio neozelandes, medio catalán, medio mahorí y medio
vacceo. Se le han instalado micrófonos en su casa.
Han debido de hacer
una misión subversiva en la nocturnidad pues han venido muy temprano
montados en bicis y decían algo de una vuelta nocturna. Seguro que
un mensaje en clave. Han tomado para desayunar café, cava, pasteles,
bollos, panceta, morcilla y un kilo de calamares en su tinta.
La cosecha de
berenjenas y pimientos es espectacular. Las tomateras han sido
infectadas de araña roja. Las han quitado todas. Aunque es un
desastre, esta gente sigue como si nada, igual de contenta.
Vaya patorras que tiene el John |
Semana 9. Los empresarios y el aparato de adoctrinamiento
Más que un huerto
esto es una sociedad gastronómica.
Siguen llegando
otros miembros del sóviet que no sé por dónde pillarlos. Hay hasta
empresarios. Un tal Carlos y una tal Nuria, que deben dedicarse al
aparato de financiación y lavado del dinero de la organización. Uno
habla de drones, la otra habla con un tal Nacho, un personaje que no
existe (a no ser que fuera su perro). Mensajes en clave. No les gusta pagar demasiados impuestos y, ante todo, están las prioridades (dicen). Se les
instala micrófonos.
También hay gente
que viene con sus hijos. Fernando, Elena, Raquel... Deben de ser del
aparato de adoctrinamiento. Hablan de otros padres y madres que
quieren captar para hacerles miembros de la célula. Se les instala
micrófonos.
Semana 10. Chicas chungas de la célula
Merche es de Jaén.
No para de ir y venir, seguramente que llevando información a las
células andaluzas. Debe tener mucho poder dentro de la organización
pues cuando llega provoca gran alegría entre el personal. Esther
siempre va con ella. Es de las que más beben y comen, no se pierde
una. Y planea mil planes contra el orden establecido que no logro
comprender, como ir a Siberia (menuda roja). Se las instala
micrófonos a cada una de ellas.
Margarita es un personaje desconcertante. Es la única persona que trabaja y no se queda a comer. Debe ser la peor del grupo, una persona sin escrúpulos y con demasiados principios. Se la vigila de cerca desde Lavapiés, no sea que sea yihadista-maoista.
También está
Laura. Debe de ser del aparato de autodefensa, pues siempre está
lesionada. En su código incomprensible, utiliza palabras como
macroinvertebrados, fitobentos y macrófitos. También en sus ratos libres suelta algún ¡ole!. Se la
instalan micrófonos en su casa.
Siguen comiendo
como si no hubiera un mañana. El huerto es un vergel, seguramente
uno de los mejores huertos del mundo. A mí me duele todo de dormir
noche tras noche en el suelo. Las barbas me llegan a los pies. Hoy
unos policías me han pedido la documentación de mala gana. Sin
embargo mis vecinos homeless cada vez son más amigables y
hemos compartido cena varios días. Parecen buena gente. Una del
grupo me ha guiñado el ojo.
Y no paran de cenar... |
Semana 11. Una posible espía y resultado de las grabaciones
Me da que hay una
espía entre ellos. Una tal Aida que siempre deja claro que no es del
huerto de La Cornisa pero no para de estar con ellos. Y no falta a
ninguna cita de comer y beber. Besa y abraza a la gente
compulsivamente.
Hemos escuchado
horas y horas de las cintas de los micrófonos y de los teléfonos
pinchados. Conclusiones:
- Esta gente pasa muy poco tiempo en su casas. Hay horas y horas de silencios. Algunos tienen auténtica alergia a estar en casa y más a ver la tele. No ven fútbol. Les gusta la calle y los colegas de lo lindo.
- Salvo oportunos y merecidos insultos y maldiciones al gobierno y algún acto impuro nada fuera de lo común, no parece que en sus casas tengan actividades delictivas que reseñar.
- Sus mensajes en clave son imposibles de descifrar. Los hemos metido en el ordenador “Matahari total” de la CIA y lo hemos fundido.
He comenzado a
salir con la chavalita de mis vecinos homeless. Me han
invitado a irme a vivir con ellos. En toda mi experiencia dentro del
cuerpo policíaco, me he sentido tan querido.
¿Y si nos quedamos a comer? |
Semana 12. Contacto en Rumanía y Valladolid
El militante
llamado Víctor parece que se va a fundar un soviet a Rumanía. Le
ayudan a hacer la mudanza. Uno de los operarios de la mudanza, compañero
infiltrado, ha pesado y abierto paquete a paquete en busca de
material subversivo y pruebas contra la célula. Nada de nada. Solo
libros sesudos, un sillón, una cama, una docena de calzoncillos y un
cepillo de dientes. Esta gente es muy lista. Se le investigará de
cerca en Bucarest por nuestros colegas rumanos.
Su compañera,
Celeste (vaya nombre, seguro que sus padres eran unos rojos-hippies
redomados), duerme a diario en el suelo. Viaja a diario a
Valladolid... Y la tía está siempre tan alegre (estos huertanos
están locos, por Tutatis). Hemos puesto en alerta a los compañeros
castellano-leoneses, quien la vigilan de cerca montados en bici. Una
tía peligrosa, no hay más que verla.
¡¡Y cómo no!! Hacen
cena para despedir a Víctor. Y beben y beben y vuelven a beber... Se
les ve algo tristones pues se les va un compañero.
Víctor see you soon party |
Semana 13 y última. Me voy.
He fracasado en mi
misión. Dimito. No he conseguido averiguar nada ¿Y si esta gente no
son nada? Aunque pueda parecer mentira ¿y si son sólo un grupo de
personas que les gusta divertirse y relacionarse de una forma
distinta? Nunca lo sabré.
Además he decidido dejar
el cuerpo. A la mierda la “Agencia de persecución de delitos de
subversión del orden establecido”. Yo me voy con mis amigos
homeless y con mi chica. Jamás he tenido unos amigos que me
acojan como ellos. Al año que viene, dicen que vendremos de nuevo al
parque de La Cornisa. Y por algo que no llego a entender, me apetece
un montón volver a ver a la célula huertana, oír sus
conversaciones esperpénticas y observar lo raros que son. Sin duda,
son unos fuera de serie.
El agente Benítez
se despide.
"María me gusta más este orujo que el tuyo" |
En el huerto portátil de La Cornisa hay más plantas que en todo Adelfas |
Desayuno feliz |
Desayuno más feliza todavía |
Tres bellezas |
¿Quién quiere comer en el huerto? |
John siempre enseña pata |
Ya decía yo que notaba algo raro en mi barba, creí que eran restos del jamón de María, pero no. Eran los micros!
ResponderEliminarSin noticias de Gurb se ha quedado a la altura del betún! Has inventado un nuevo estilo literario de realidad-ficción vinculado a los huertos. Lo próximo una novela, te lo digo en serio!!! Flipante!
Agradecido por sus palabras
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