lunes, 7 de diciembre de 2015

HUERTOS Y ARQUITECTOS

Un elemento cotidiano en todo huerto urbano comunitario que se precie es tener un arquitecto. Tan común en estos espacios como una regadera, una azada o un botijo. Con un poco de atención visual y auiditiva es fácil identificarlos. Mayoritariamente no son mala gente pero tampoco parecen un peligro para el sistema. Están ahí y hay que comprenderlos, respetarlos e incluso pueden llegar a ser tus compañeros.

Para entender cómo los arquitectos han realizado ese largo viaje desde los depachos de un estudio de arquitectura hasta los bancales de un huerto urbano hay que remontarse a los tiempos previos al boom inmobiliario. En esa época un arquitecto (normalmente tío, que tías había pocas) era una persona que se dedicaba básicamente a planificar y proyectar casas. No había muchos y vivían bien. Con la fiebre del ladrillo, las escuelas de arquitectura no pararon de escupir nuevos arquitectos y arquitectas dispuestas a ofrecer sus servicios a las nuevas demandas del mercado. En líneas generales, y salvo algunas excepciones, encontrábamos tres tipos diferentes, cada uno con una misión que se amoldaba a las necesidades del negocio recién formado: estaba el clásico que hacía casas, bien en la versión de bloques de edificios en masa para el extrarradio de cualquier ciudad, o bien en la versión de ristra de adosados o pareados (con o sin piscina); estaba el urbanista que proyectaba los PAUs con muchas rotondas, resorts o urbanizaciones (con o sin campo de golf) donde se iban a colocar los sarmientos de adosados o bloques; o bien estaba el arquitecto municipal (con o sin participación en los pelotazos) que firmaba proyectos a destajo. En esta época había muchos (y muchas) y también vivían bien.

Explotó la burbuja inmobiliaria y cienes y cienes de arquitectos y arquitectas se quedaron mano sobre mano. Eran muchos y muchas y ya no vivían muy bien ¿Qué hacer entonces? Dos elementos se cruzaron en su camino: el palet de obra y el solar huérfano del despiporre del pasado. A falta de ladrillos había madera de baja calidad y barata con la que fabricar un nuevo mobiliario adaptado al momento; a falta de suelo recalificado había suelo que no se urbanizaría en años, a disposición del que lo cogiera. Y es en este momento donde los arquitectos entran a formar parte del paisaje agro-urbanita.

Armados de atornilladores eléctricos se dispusieron, con frenética saña, a llenar de todo tipo de enseres, estructuras, piezas y cachivaches las "zonas estanciales" de los huertos urbanos. Proliferaron gradas (con y sin ruedas), bancos, amacas, columpios, mesas, sillas imposibles, bancales de diseño, umbráculos, cúpulas geodésicas e invernaderos (con y sin utilidad)... Pero al mismo tiempo fueron produciendo un nuevo lenguaje que poco a poco fue calando entre los hortelanos como el chirimiri en la tierra reseca. Los solares dejaron de ser solares, pasaron a llamarse "espacios públicos de autogestión ciudadana colectiva"; si se quedaba para currar entre varios se trataba de "construir redes abiertas de trabajo"; si entre todos pensábamos cómo queríamos el huerto, estábamos "planteando tipologías de restauración como acto creativo en el espacio público"; si hacíamos un bancal estábamos haciendo "urbanismo con nuestras propias manos"; las asambleas se convirtieron en "sistemas constructivos que permiten la creación colectiva y el diseño con múltiples cabezas"... y un sin fin de sintagmas de difícil comprensión para el profano pero que tan elegante quedaba en la boca de quien lo pronunciaba.

Cuando están en estado de reposo, para diferenciarles del resto de los hortelanos no tienes más que decir que sabes dónde hay un solar sin ocupar. De forma automática se le encenderá un brillo misterioso en la mirada y un colmillo le asomara entre la comisura de sus labios. Seguidamente se interesara por su localización, dimensiones y propietarios..., para, a continuación, planear "un proceso participativo con los actores principales del barrio que formen un grupo motor que dinamice el proceso creativo de diagnóstico y planificación del espacio". Osea que hablarán con la asociación de vecinos del lugar para llenar aquéllo de gradas (con o sin ruedas), bancos y cúpulas geodésicas fabricadas con palets.

Como decíamos, a pesar de sus rarezas, no son mala gente. Ya no proyectan urbanizaciones (con o sin campo de golf) ni hoteles lujosos (con o sin spa).  En La Cornisa tenemos unos cuantos (con o sin barbas). Otros nos visitan de vez en cuando y, mirando hacia el horinzonte, se ponen a imaginar plataformas que vayan de árbol a árbol para aumentar la zona estancial. Algunos traen orujo cántabro de alta calidad, otros además saben partir queso de cabra.

Lo que ellos no saben es que participamos en un proyecto municipal de reinserción del arquitecto desubicado. Por cada arquitecto acogido con intenciones de "hacer ciudad", el área de educación ambiental del Ayuntamiento nos regala un juego completo de sartenes y una mantelería. No dejéis de pasaros por La Cornisa, podréis conocer in situ lo que aquí os contamos... y ya de paso os lleváis un juego de sartenes (con o sin teflón), que ya no caben en la caseta...

El gran Floren (a la derecha) con el incomparable Ruben Basurama, gran cortador de queso
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Cinco juegos de sartenes

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Gradas (con ruedas)

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domingo, 22 de noviembre de 2015

Fiesta del Huerto de La Cornisa -14 de noviembre de 2015


¿Cómo hacer para explicar lo ocurrido en la primera fiesta del huerto? ¿Cómo contar en unas pocas líneas para que se entienda lo allí vivido y experimentado? ¿Cómo describirlo sin parecer sentimental o caer en un evidente panfleto? ¿Quién ganó realmente el concurso de tortillas? ¿Es posible en una mañana mejorar el aspecto de un parque? ¿Un huerto urbano es un acto de transformación social o es simplemente un grupo de personas que proyectan sus derechos para hacer un cacho del barrio mejor? ¿De qué color son las calabazas cuando están maduras? ¿Qué tiene que ver todo esto con una fiesta con el objetivo de sacar dinero para pagar el agua del riego eficiente de las plantas?

¿Cuántas tortillas hacen falta para que un colectivo de hortelanos urbanos sin recursos puedan pagar el agua que le corresponde al Ayuntamiento? ¿Cuántas personas han madrugado para hacer la mejor tortilla del barrio? ¿La tortilla de patatas, con o sin cebolla? ¿Todas tienen muy buena pinta, pero cuál será la más rica?


¿Cuántas manos hacen falta para hacer un jardín? ¿Y cuántas plantas ? ¿Cuántos jardines son necesarios para hacer más bonita una ciudad? ¿Cuantas "guerrillas jardineras" hay que hacer para tener jardines más bonitos en Madrid? ¿Cuántos niños y niñas son de nuestra partida guerrillera-jardinera? ¿Cuántos más?


¿Cuándo empieza la visita guiada al huerto? ¿Quiénes y cuántos sois? ¿Puedo ser yo también? ¿Qué hacéis con la cosecha? ¿No os dais de tortas para repartir los tomates? ¿Todo esto es gratis, de libre acceso, ecológico y asambleario? ¿Realmente no sois una excisión del Hare Krisna? ¿Cuál es el secreto de huerto? ¿Adelfas es un huerto o una planta venenosa? ¿Os puedo traer a los padres de mi novio todos los días y os hacéis cargo de ellos?


¿Quién son estos buenos señores que hablan con Aida? ¿No es ella la famosa señora Emilia, reconocida cocinera doméstica experta hacedora de tortillas? ¿Acaso ha traído una tortilla al concurso? ¿Estarán hablando sobre la temperatura óptima que tiene que tener el aceite en la sarten o del buen partido y lo apañado que es su hijo el pequeño?


¿Este no es Jose, precisamente la persona que ha estado contando los votos del concurso? ¿No es sospechoso que haya quedado el segundo? ¿Alguien probó su tortilla? ¿Realmente alguien le vio traer la tortilla? ¿No le prohibió el Tribunal Supremo la entrada en Galicia durante 5 años por fraude en un concurso de empanadas de zamburiñas? ¿Cuantas calabazas le han dado en su vida como ésta?


¿Cómo es posible que uno de los organizadores recoja el primer premio? ¿Acaso no es este el hijo "apañado y buen partido" que decía la señora Emilia? ¿Realmente es apañado y buen partido? ¿Ha ganado su madre (lo cual sería también señal de fraude)? ¿Alguien tiene el teléfono del Fiscal Anti-Corrupción?


¿Hay también otro primer premio? ¿No es esto otra prueba de falta de transparencia en el concurso? ¿Que gane esta inocente mujer, no será todo un maquillaje para ocultar un caso de corrupción de un nivel superior a la Púnica y a la Gürtel? ¿Por qué su tortilla venía envuelta en un plástico que ponía Mercadona?



¿Doscientas personas, cuando comen y beben copiosamente en comanda, pierden el gusto musical? ¿Son estas las atracciones musicales prometidas por el huerto? ¿Por qué un niño llora desconsoladamente mientras una niña se arranca el pelo a mechones?


¿Qué mueve en seres humanos civilizados un instinto irrefrenable a competir y querer ganar por encima de cualquier cosa? ¿El juego vikingo no es una actividad prohibida tras los atentados del 11S por estar declarada dentro del Eje del Mal? ¿A qué edad se pierde la inocencia?


¿Qué rostro tiene la satisfacción? ¿Cómo representar un día provechoso, lleno de gentes, de experiencias, de buen yantar, de conversaciones, de trabajo bien hecho, de alegría huertana? ¿Floren tiene chinas en el zapato? ¿Cómo se baila el baile de San Vito?


¿No son muchas preguntas y tan pocas las respuestas?

Suena el teléfono. Es Bobby. Me dice que ha estado currando mucho y que había una chavala hace años que se llamaba Juana que le molaba cantidad, pero que se portó con ella como un patán. Le leo el relato. Sonríe entre dientes. Me contesta que "don´t worry", que no busque respuestas a estas preguntas, "because la respuesta, my friend, está flotando en el viento"... "Ya te digo, Bobby".
Y sí, tiene razón: en el viento de La Cornisa están todas las respuesta. Uno de los vientos más frescos que existen y de los mejores que se puedas encontrar en todo el barrio. Sin duda. No os lo perdáis.




lunes, 9 de noviembre de 2015

Crónica del verano de 2015 en el huerto

Por suerte, rebuscando en un contenedor cercano a la comisaría de Embajadores, hemos encontrado unos informes del agente Benítez, quien nos cuenta a su manera, y semana a semana lo que por el huerto de La Cornisa aconteció durante el verano. No os fieis mucho de lo que cuenta, aunque siempre algo de verdad hay...

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Informe del Agente Benítez

Misión: vigilancia de sóviets en los barrios de Madrid– verano de 2015

Agencia de persecución de delitos de subversión del orden establecido. Ministerio para la Ley y el Orden. Sección de persecución de células antisistema y perroflautas


Semana 1. Toma de contacto con la célula antisistema
Iniciado el primer acercamiento al sóviet ubicado en el llamado huerto de La Cornisa. Me he disfrazado de seminarista que pasea por el parque. Una militante de la célula se ha dirigido amablemente a mí invitándome a entrar. Esta chica, una tal Talma, tiene una tendencia compulsiva a decir a todo el mundo que se pase por el huerto. Algo hay sospechoso en ella: lleva guantes de trabajo pero no da ni chapa y no para de conversar. La hemos instalado micrófonos en su casa.

Hay una apariencia de normalidad en el huerto. Las tomateras, pimientos y berenjenas crecen de lo lindo. Los niños juegan en un montón de tierra. Todo muy sospechoso. Se detecta una actividad curiosa a investigar: esta gente come y bebe más que trabaja. Sin embargo el huerto avanza de lo lindo.
 
Huerto a finales de junio

Semana 2. Me hago homeless
He cambiado de disfraz para llevar una vigilancia activa y continua. Mi nuevo aspecto es el de homeless inmigrante de un país del Este. Todos los días llego a media tarde y me instalo a dormir junto al sector sur del huerto. Parece que no desconfían. Desde aquí puedo vigilar todos sus movimientos y escuchar sus conversaciones. He instalado micrófonos en el compostador, entre las calabazas y junto a la mesa y bancos.

El calor aprieta de lo lindo. El lunes han venido a cenar porque a una tal Esther se la ha ocurrido el plan; el martes han venido a cenar porque casualmente se han juntado siete miembros de la célula; el miércoles han cenado porque a una tal Nuria la apetecía; el jueves han venido a cenar porque decían que tocaba; el viernes no han cenado, pero se han tomado una buena ronda de litronas; el sábado han cenado porque dicen que todos los sábados hay que cenar; el domingo decían que no iban a cenar, pero ya que estaban, han comprado un queso, una gallega ha traído jamón de Jabugo, otro un vino de pitarra... y han acabado cenando.

El huerto está de impresión. No inclinan el lomo ni tocan la tierra pero aquello no para de crecer. Tan solo parece que trabaja algo un tal Floren. Parece serio y responsable. Quizás sea el jefe de la célula. Hemos puesto micrófonos en su casa.

Estamos ante una célula experimentada. Hablan con unos códigos difíciles de descifrar, y seguro que traman operaciones de gran envergadura contra el orden democrático y la paz internacional. Se detecta una animadversión contra algo llamado Adelfas. Quizás Adelfas signifique en su código “Estado” o “gobierno”. Por otro lado deben tramar algo gordo en otoño, porque hablan de una “operación estiércol”. Lo he comunicado a mis superiores para que activen la alerta amarilla.
Floren, el jefe de la célula, en plena faena


Semana 3. Se van a la Ecomarcha
Una parte activa de la célula ha desaparecido. Parece ser que han ido a un acto antisistema llamado Ecomarcha. Muy probable que sea un encuentro de coordinación con otras células del país, pues nadie se puede creer que se vayan de vacaciones para pedalear cientos de kilómetros bajo un sol del demonio.

Siguen los mensajes en clave que no soy capaz de descifrar. Un tal Raúl, que siempre está diciendo maldades y que no muestra la más mínima sensibilidad ni cariño ante los demás miembros de la célula, dice que está triste y que echa de menos a sus compañeros que han ido a la Ecomarcha. Se le ha visto echar una lagrimilla. Muy sospechoso. Le hemos instalado micrófonos en su casa.

A pesar de estar melancólicos, no paran de cenar casi todos los días. Ya han cosechado tomates, algo increíble para la época del año. Se hacen ensaladas con las lechugas del huerto. Dicen que está todo riquísimo. Los muy gañanes no se dignan a ofrecerme nada.
Cosecha que se pierden los de la Ecomarcha


Semana 4. Los Manus
Esta gente no para de desconcertarme. Es sin duda la célula subversiva más evasiva y por tanto potencialmente peligrosa de las que me he encontrado en mi dilatada carrera. Ni las células de Herzbolah en Israel durante los años 80 me fueron tan esquivas en conseguir información.

Un tal Manu, alias Barbas (o Zulo), usa palabras que entiendo por separado, pero que no logro comprender cuando las junta. “Oficina híbrida”, “pedagogía abierta”, “empoderamiento ciudadano”... Sin duda son claves que esconden movimientos turbios de la célula. Le hemos instalado micrófonos en sus luengas barbas.

Otro tal Manu, alias McGyver, puede que sea uno de los más peligrosos. Siempre va cargado de cachivaches aparentemente inservibles. Le he registrado su mochila. Contenido: herramientas varias (serrucho, destornillador eléctrico, tronchacadenas, llave grifa, llave inglesa, tornillos herrumbrosos, martillo, compresor, radial), 3 kilos de chatarra, 250 gramos de mortadela, media barra de pan de Mercadona, un queso mordisqueado, dos jerseys viejos, 25 metros de tubería, una cubierta de rueda de bicicleta, un código de la circulación sin abrir, un paquete de bridas y 12 juegos de mesa para edades entre 3 y 99 años. Quizás sea el encargado de fabricar los explosivos. Le hemos instalado micrófonos en su bici.

Siguen cenando a diario. Han acabado con las existencias de litronas frías de una tienda cercana.
Pepino y pepinillo

Semana 5. Cañas y orujos
Han ocurrido movimientos intrigantes que seguro que esconden la preparación de algún atentado. De repente han llegado montados en bicicletas y han bajado al río Manzanares a cortar cañas. Se han llevado a una niña, Viviana, seguro que para despistar (he pedido informes a servicios sociales sobre su madre, una tal Mónica). Han llegado con las cañas atadas a las bicis y las han clavado en los bancales donde están las tomateras. Por la noche he investigado cada una de ellas. No he encontrado nada. Son unos tíos espabilados.

Y siguen cenando casi a diario. Y bebiendo. Hoy la miembro de la célula llamada María ha llegado con un orujo de su tierra gallega. Manu, alias Barbas, también ha venido con otro orujo, de Potes. Algún mensaje secreto tiene que haber en todo esto, ya que ha acudido por primera vez otro sujeto de la célula de Esta es una Plaza, Alberto (alias Lombarda, militante muy peligroso investigado por el agente Rodríguez). Sospecho que se están pasando información codificada. El caso es que se han puesto hasta las trancas a beber orujo y según parece la botella ganadora ha sido la cántabra.

Esta gente esta muy organizada.
Alberto mostrando el orujo ganador


Semana 6. Berenjenaza, otras células y contacto con los vecinos
Ya llevo medio verano y las investigaciones no avanzan. Las cosechas son cada vez más abundantes y según parece está todo riquísimo. Los tomates, los calabacines, los pimientos y, sobre todo, las berenjenas. Hoy Ángela ha cosechado una que ha pesado más de un kilo. Otra tía de lo más sospechosa. No tiene móvil. Esto no puede esconder nada más que un miembro peligrosísimo para el sistema. La íbamos a pinchar el teléfono pero no hay cómo.

Hemos decidido pasar a una fase más activa en coordinación con los compañeros de la policía municipal. Han puesto controles de alcoholemia para pillar in fraganti a algún soviético según vuelva a su casa en bici después de las bacanales huertanas que se pegan.

Hay más visitas de miembros de otras células soviéticas de barrios lejanos: Jose y Almu, de la célula del Bancal, Antonio Last (alias Supercompost), Pablo Llobera (alias Superpablo Llobera),... Esto es un contubernio internacional, quizás donde se cuece lo más chungo de la conspiración judeo-masónica-marxista.

Hoy han entrado en contacto conmigo otros homeless que viven en tiendas de campaña al otro lado del parque. Han sido amables conmigo y me han invitado a vino y a cenar. Fíjate qué cosas, en la Academia siempre me dijeron que mucho ojo con esta gente, que no son de fiar. Veremos cómo acaba la cosa.
Berenjenaza
Semana 7. Organismo martiano
Es de locos esta misión. Estoy a punto de dimitir. Tras una cena opípara, con más de 4 botellas de vino, 15 de cerveza y uno de vozka, hemos conseguido hacer el control de alcoholemia a la miembro de la célula llamada Marta. Pues la tía no ha dado ni 0,20 %. Estoy pensando si son marcianos. Esta individua hay que vigilarla de cerca, pues parece que trabaja en un centro de investigación y puede estar pasando información sensible al enemigo extranjero. La hemos pinchado el teléfono. Lo más desconcertarme es que habla nosequé de jugar los sábados al baloncesto. Mensajes cifrados que habrá que descodificar.
"Floren, te juro que dí negativo, te lo juro"


Semana 8. Desayuno con cava
Es el cumpleaños de un tal John, compulsivo comprador de bicicletas. Debe ser el contacto de la célula con el exterior porque según parece es medio inglés, medio neozelandes, medio catalán, medio mahorí y medio vacceo. Se le han instalado micrófonos en su casa.

Han debido de hacer una misión subversiva en la nocturnidad pues han venido muy temprano montados en bicis y decían algo de una vuelta nocturna. Seguro que un mensaje en clave. Han tomado para desayunar café, cava, pasteles, bollos, panceta, morcilla y un kilo de calamares en su tinta.

La cosecha de berenjenas y pimientos es espectacular. Las tomateras han sido infectadas de araña roja. Las han quitado todas. Aunque es un desastre, esta gente sigue como si nada, igual de contenta.
Vaya patorras que tiene el John

Semana 9. Los empresarios y el aparato de adoctrinamiento
Más que un huerto esto es una sociedad gastronómica.

Siguen llegando otros miembros del sóviet que no sé por dónde pillarlos. Hay hasta empresarios. Un tal Carlos y una tal Nuria, que deben dedicarse al aparato de financiación y lavado del dinero de la organización. Uno habla de drones, la otra habla con un tal Nacho, un personaje que no existe (a no ser que fuera su perro). Mensajes en clave. No les gusta pagar demasiados impuestos y, ante todo, están las prioridades (dicen). Se les instala micrófonos.

También hay gente que viene con sus hijos. Fernando, Elena, Raquel... Deben de ser del aparato de adoctrinamiento. Hablan de otros padres y madres que quieren captar para hacerles miembros de la célula. Se les instala micrófonos.


Semana 10. Chicas chungas de la célula
Merche es de Jaén. No para de ir y venir, seguramente que llevando información a las células andaluzas. Debe tener mucho poder dentro de la organización pues cuando llega provoca gran alegría entre el personal. Esther siempre va con ella. Es de las que más beben y comen, no se pierde una. Y planea mil planes contra el orden establecido que no logro comprender, como ir a Siberia (menuda roja). Se las instala micrófonos a cada una de ellas.

Margarita es un personaje desconcertante. Es la única persona que trabaja y no se queda a comer. Debe ser la peor del grupo, una persona sin escrúpulos y con demasiados principios. Se la vigila de cerca desde Lavapiés, no sea que sea yihadista-maoista.

También está Laura. Debe de ser del aparato de autodefensa, pues siempre está lesionada. En su código incomprensible, utiliza palabras como macroinvertebrados, fitobentos y macrófitos. También en sus ratos libres suelta algún ¡ole!. Se la instalan micrófonos en su casa.

Siguen comiendo como si no hubiera un mañana. El huerto es un vergel, seguramente uno de los mejores huertos del mundo. A mí me duele todo de dormir noche tras noche en el suelo. Las barbas me llegan a los pies. Hoy unos policías me han pedido la documentación de mala gana. Sin embargo mis vecinos homeless cada vez son más amigables y hemos compartido cena varios días. Parecen buena gente. Una del grupo me ha guiñado el ojo.
Y no paran de cenar...

Semana 11. Una posible espía y resultado de las grabaciones
Me da que hay una espía entre ellos. Una tal Aida que siempre deja claro que no es del huerto de La Cornisa pero no para de estar con ellos. Y no falta a ninguna cita de comer y beber. Besa y abraza a la gente compulsivamente.

Hemos escuchado horas y horas de las cintas de los micrófonos y de los teléfonos pinchados. Conclusiones:
  • Esta gente pasa muy poco tiempo en su casas. Hay horas y horas de silencios. Algunos tienen auténtica alergia a estar en casa y más a ver la tele. No ven fútbol. Les gusta la calle y los colegas de lo lindo.
  • Salvo oportunos y merecidos insultos y maldiciones al gobierno y algún acto impuro nada fuera de lo común, no parece que en sus casas tengan actividades delictivas que reseñar.
  • Sus mensajes en clave son imposibles de descifrar. Los hemos metido en el ordenador “Matahari total” de la CIA y lo hemos fundido.
He comenzado a salir con la chavalita de mis vecinos homeless. Me han invitado a irme a vivir con ellos. En toda mi experiencia dentro del cuerpo policíaco, me he sentido tan querido.
¿Y si nos quedamos a comer?

Semana 12. Contacto en Rumanía y Valladolid
El militante llamado Víctor parece que se va a fundar un soviet a Rumanía. Le ayudan a hacer la mudanza. Uno de los operarios de la mudanza, compañero infiltrado, ha pesado y abierto paquete a paquete en busca de material subversivo y pruebas contra la célula. Nada de nada. Solo libros sesudos, un sillón, una cama, una docena de calzoncillos y un cepillo de dientes. Esta gente es muy lista. Se le investigará de cerca en Bucarest por nuestros colegas rumanos.

Su compañera, Celeste (vaya nombre, seguro que sus padres eran unos rojos-hippies redomados), duerme a diario en el suelo. Viaja a diario a Valladolid... Y la tía está siempre tan alegre (estos huertanos están locos, por Tutatis). Hemos puesto en alerta a los compañeros castellano-leoneses, quien la vigilan de cerca montados en bici. Una tía peligrosa, no hay más que verla.

¡¡Y cómo no!! Hacen cena para despedir a Víctor. Y beben y beben y vuelven a beber... Se les ve algo tristones pues se les va un compañero.
Víctor see you soon party


Semana 13 y última. Me voy.
He fracasado en mi misión. Dimito. No he conseguido averiguar nada ¿Y si esta gente no son nada? Aunque pueda parecer mentira ¿y si son sólo un grupo de personas que les gusta divertirse y relacionarse de una forma distinta? Nunca lo sabré.

Además he decidido dejar el cuerpo. A la mierda la “Agencia de persecución de delitos de subversión del orden establecido”. Yo me voy con mis amigos homeless y con mi chica. Jamás he tenido unos amigos que me acojan como ellos. Al año que viene, dicen que vendremos de nuevo al parque de La Cornisa. Y por algo que no llego a entender, me apetece un montón volver a ver a la célula huertana, oír sus conversaciones esperpénticas y observar lo raros que son. Sin duda, son unos fuera de serie.

El agente Benítez se despide.

"María me gusta más este orujo que el tuyo"

En el huerto portátil de La Cornisa hay más plantas que en todo Adelfas

Desayuno feliz

Desayuno más feliza todavía

Tres bellezas

¿Quién quiere comer en el huerto?

John siempre enseña pata


domingo, 25 de octubre de 2015

Sin agua el huerto, se queda muerto


Los huertos urbanos comunitarios vamos a tener que pagar el agua de riego eficiente que consumamos. Y eso a pesar de que en las negociaciones que precedieron a la cesión de los espacios el Ayuntamiento se comprometió a que el agua correría de su cuenta y no de los ciudadadanos. Ha pasado casi un año desde que se abrió la cesión de los huertos y seguimos sin solución al tema del agua.

Por justicia no deben los huertos correr con este gasto, ya que nuestros huertos son una parte más de las zonas verdes madrileñas; son proyectos abiertos y de participación gratuita para quien quiera; el agua de las zonas verdes ya la pagamos con nuestros impuestos (por lo que pagaremos dos veces por un mismo servicio). Además los colectivos que gestionamos los huertos somos asociaciones sin medios, sin recursos, que con demasiado esfuerzo vamos a tener que hacer encaje de bolillos para conseguir pagar ese agua.

lunes, 19 de octubre de 2015

Avanzadilla cornisera en Asturias

Hola, soy Nacho,

Aprovecho que la ama-Nuria, con los tapones en los oídos, está guasapeando con el amo-Pablo para contaros el esperpéntico viaje que realizamos hace unos días a Asturias con una cuadrilla de amos-corniseros. Y es que están casi todos para que los encierren.

Resulta que se chupan 5 horas de carretera para ir a una finca en el pueblito de Miyares para trabajar de gratis. Bueno, de gratis no. A cambio de comida y alojamiento. Locos de atar, ya os digo. Pero lo peor de todo es que les ves trabajar como mulas y disfrutan. Vamos, que como oí decir a las lengunas más viperinas de mis amos-corniseros, curró hasta María. Y lo que dijo otro, más malo que un demonio, fue que por una vez Talma se puso los guantes para trabajar y no para hablar. Lo que escucháis. Algo insólito.

El caso es que Victoria y Alfonso, dos urbanitas muy majos, decidieron buscar una caseta de humano donde vivir y encontraron ese sitio en Asturias. Muy majos ellos. Pero más maja era la Hera. Una perrita pastora belga, con un carácter de aúpa que me robó el corazón. Y ya sabéis que a mí me gustan las perritas con personalidad subida. Lo malo fue que cuando íbamos a intimar, nuestros amos nos separaron porque no entendieron que nos gustan las relaciones hard. Tengo un problema de comunicación con mi ama, por si no lo sabíais.

Como os decía, mis amos-corniseros fueron a limpiar un terreno de zarzas y maleza. A mí me gustó el trabajo que hicieron pues así pude perseguir a topillos sin piedad. Ya sé que la ama-Nuria dice que eso va a estropear mi karma, pero como no sé lo que es eso y los topillos son tan graciosos, en fin.

El amo-Pablo y el amo-Floren y algún otro hacían un ruido infernal con una máquina destructiva que arrasaba con todo bicho vegetal. El resto no hacían más que ir y venir llevando zarzas, ramas, broza, cargando piedra, haciendo un muro... Superdivertidos los días en Asturias: El ama-Marta se machacaba el dedo con una piedra, el amo-Raúl se medio seccionaba otro con la sierra de podar, el amo-Manu cogía piedras de 300 kilos mientras hablaba por el móvil, el ama-Aida seccionaba como loca todo árbol que no fuera un pino... Menos mal que el ama-Nuria y el ama Esther bebían más cerveza todavía...Y digo yo, que tantos estudios y tan listos todos ellos para luego terminar así. Están como una regadera de esas que usan en el huerto.

Pero lo que Victoria y Alfonso no sabían que si estos trabajaban mucho, comían y bebían más. No sé la de botellas y bocadillos que puedieron meterse para el coleto. Qué barbaridad. Luego me dicen que estoy morcón, pero ya me gustaría verlos a ellos que cuerpo les quedaría llevando una vida de perro.

Y hay que hablar de lo mal que huelen mis amos. Me echaban la bronca porque me salían aires de esos con olor característico, mientras ellos se trapiñaban una fabada para cenar. Al entrar por la mañana en la habitación el suelo estaba lleno de moscas asfisiadas y aire se partía con la azada.

Otra cosa que me hace gracia de los amos es que siempre dicen que si no ladraré por la noche. Pero ¿y ellos? Os lo juro, he visto congregaciones de ciervos en celo subido berreando menos que ellos (y ellas). Lo del amo-Carlos no son ronquidos, son gritos hipo-huracanados. Pero además había una de las amas que ¡santa virgen de las perras! ¡qué bramidos! Y lo que hay que aguantar. Cada uno se asigna una cama propia y yo, claro, al suelo. Pero luego te levantas por la noche y ves al ama-Talma tirada en el suelo, maldurmiendo. Creo que lo hacen solo para fastidiar.

Y así transcurrieron los días. Ellos bebiendo, comiendo y trabajando, para luego comer y beber más. Y yo viendo como el amor de mi vida se me iba.

Los últimos días transcurrieron ya dentro de la normalidad. Nos fuimos a un sitio de esos donde el agua está salada y revuelta y huele a pez. Y yo pude tranquilizar todo el amor que llevo dentro con unos buenos baños fríos. Y los amos no pararon ni un sengundo en seguir bebiendo y comiendo. Santo perro patrón, qué barbaridad de humanos.

Bueno, os tengo que dejar que parece que el ama-Nuria ha dejado ya el guasap y dice que nos bajamos a La Cornisa. Por cierto, hay allí una perrita con un caracter que ¡aaaaaaaaaauuuuuuuuh!.

Estan locos estos romanos


Panera, que no hórreo

Contraportada del disco de Mocedades
Atención a las zapatillas

Mozas paisanas

Santa Cristina me quiere gobernar

Tomando una sidra después de trabajar y antes de seguir bebiendo. Pablo dice "mi casa"

Corniseros por Asturias

Reivindicando la soberanía alimentaria

Los mozos y las mozas después de trabajar y antes de seguir comiendo

Insólito

Sin palabras

 Ye, otro culín de sidra

Pordioseros por el mundo

He visto la luz


Ave zancuda

Ensayando para cuando nos toque la Primitiva